Las células procariotas son una de las categorías más antiguas y diversificadas de células que habitan en nuestro planeta. En este artículo, vamos a profundizar en el mundo de estas células fascinantes, abarcando conceptos, clasificación y funciones que te harán descubrir la complejidad y importancia de estas criaturas microscópicas.
Concepto de células procariotas
Una célula procariota es un tipo de célula simple que carece de membrana nuclear y presenta su material genético disperso en el citoplasma. Las células procariotas son evolutivamente anteriores a las eucariotas y se dividen en los dominios Archaea y Bacteria. Las células procariotas pueden ser autótrofas (producen su propio alimento) o heterótrofas (se alimentan de materia orgánica producida por otro ser vivo).
Características generales de las células procariotas
Las células procariotas son un tipo de células simples que carecen de membrana nuclear y presentan su material genético disperso en el citoplasma. La ausencia de membrana nuclear es lo que las diferencia de las células eucariotas, que tienen su material genético protegido por una membrana llamada nucleoide. Además, las células procariotas tienen un citoplasma más denso y más cerca de la membrana plasmática en comparación con las células eucariotas.
Clasificación de las células procariotas
Las células procariotas se clasifican en dos dominios: Archaea y Bacteria. Además, se las puede clasificar en tres tipos de forma: cocoides (bacterias redondas), filamentosas (bacterias filamentosas) y curvas (bacterias con forma de curva). Este tipo de clasificación se basa en la morfología y la estructura de la célula.
Tipos de células procariotas
Las células procariotas se clasifican en tres tipos principales según su forma: cocoides, filamentosas y curvas.
Las bacterias cocoides, también conocidas como cocos, son células redondas y lisas que carecen de paredes celulares. Las bacterias filamentosas, también conocidas como bacterias fibrosas, tienen forma de hilo o fibra y están compuestas por células largas y delgadas. Por último, las bacterias curvas, también conocidas como bacterias curvas, tienen forma de curva o espiral y son comunes en el ecosistema.
Archaebacteria y Bacteriophages
Archaebacteria
Las Archaebacteria son un dominio de células procariotas que se han adaptado a vivir en entornos extremos, como temperatura alta o baja, salinidad alta o baja, y presiones hidrostáticas elevadas. Especies como los archaebacterias que habitan en fuentes termales y lagos salinos, como el archaebacterium Halobacterium salinarum, que puede survive en salinidad de hasta un 25% y temperatura de hasta 122°F (50°C). Estas especies han evolucionado para metabolizar sustancias que no son útiles para las demás células procariotas, como sulfuro de hidrógeno y amonio.
Bacteriophages
Los bacteriófagos o virus bacteriano son agentes patógenos que infectan a las células procariotas, reproduciéndose dentro de ellas y matando a la célula anfitrión. Los bacteriófagos son extremadamente comunes en el medio ambiente y pueden ser encontrados en prácticamente cualquier sitio. Algunas especies de bacteriófagos pueden incluso ser utilizadas como herramientas para la medicina, como en el caso de los bacteriófagos utilizados para tratar infecciones bacterianas resistente a antibióticos.
Funciones de las células procariotas en el ecosistema
Las células procariotas desempeñan un papel fundamental en el ecosistema, ya sea como productores primarios, consumidores primarios o descomponedores. Los procariotas autótrofos, como las bacterias clorófillas, producen sus propios nutrientes a través de la fotosíntesis, mientras que los heterótrofos se alimentan de materia orgánica producida por otros seres vivos. Además, las bacterias fagos, que se albergan dentro de células eucariotas, pueden desempeñar un papel crítico en la degradación de restos y la reciclaje de nutrientes.
En la cadena alimentaria, las células procariotas se utilizan como fuente de alimento por otros seres vivos, como los animales y los vegetales. Por ejemplo, las bacterias que habitan en el tubo digestivo de los rumiantes, como los ungulados, juegan un papel importante en la digestión de la materia orgánica. Adicionalmente, las bacterias de la flora intestinal humana contribuyen a la digestión de los alimentos y al bienestar general del cuerpo humano.
Autotrofismo y heterotrofismo en células procariotas
La forma en que las células procariotas obtienen su alimento es fundamental para entender sus funciones en el ecosistema. Las células procariotas pueden ser autótrofas o heterótrofas.
Las células procariotas autótrofas son capaces de producir su propio alimento mediante el proceso de fotosíntesis, que implica la conversión de la luz solar y la energía química en energía química útil para el organismo. La energía está contenida en moléculas como el carbón, oxígeno y dióxido de carbono. Esto les permite sobrevivir en entornos con recursos limitados y ocupar nichos ecológicos específicos. Ejemplos de procariotas autótrofas son las bacterias fotosintéticas, como Rhodopseudomonas palustris.
Por otro lado, las células procariotas heterótrofas se alimentan de materia orgánica producida por otros seres vivos. Esto puede ocurrir a través de la quimiosíntesis, una forma de aprovechar energía química de moléculas compuestas por carbono, oxígeno y dióxido de carbono. Otras formas de nutrición incluyen la nutrición saprófita, donde se alimentan de restos de vida, y la nutrición simbiótica, donde se alimentan a expensas de la relación con otros seres vivos. También hay procardiotas parásitas que se alimentan a expensas del tejido de otros seres vivos. Ejemplos de procariotas heterótrofas son las bacterias que se alimentan de materia orgánica en el suelo o en los recipientes residuales.
Interacciones entre células procariotas y otros seres vivos
Las interacciones entre células procariotas y otros seres vivos son fundamentales en la ecología y la biología. Las células procariotas pueden interactuar con otros seres vivos de varias maneras, desde la simbiose hasta la parasitismo. Algunas especies procariotas, como las bacterias, pueden establecer relaciones mutualistas con otros seres vivos, proporcionando beneficios Recíprocos, como la producción de vitaminas o el aumento de la resistencia a la enfermedad. Por otro lado, otras especies procariotas pueden ser patógenas, causando enfermedades en los seres vivos.
Conclusión
El mundo de las células procariotas es fascinante y complejo. Estas células, que carecen de membrana nuclear y tienen su material genético disperso en el citoplasma, juegan un papel fundamental en el ecosistema. Su variabilidad formas y funciones las convierten en organismos únicos y esenciales para la supervivencia de los seres vivos.
A pesar de que algunas especies procariotas pueden ser patógenas y afectar la salud de los seres vivos, es importante reconocer el papel crítico que juegan estas células en el equilibrio ecológico. Al entender mejor su biología y su papel en el ecosistema, podemos mejorar nuestra comprensión de la diversidad de la vida en la Tierra y respetar la importancia de estas células en nuestra propia supervivencia.